Raúl Díaz estaba en la puerta de su casa, en Buenos Aires, Argentina, mientras disfrutaba de un vino junto a su hermano, Julio. A pesar del buen momento que estaban compartiendo, la paz entre ambos se acabó cuando el primero se hartó de la música que estaba escuchando su familiar y empezaron a acuchillarse.

Raúl fue encontrado por la policía, que lo derivó al hospital para que lo asistan por una herida en su espalda, producida por un arma blanca.  Allí, el hombre de 51 años contó que fue su propio hermano quien lo había apuñalado y, luego, los efectivos decidieron ir a buscarlo.

Sin embargo, Julio también estaba malherido y las autoridades llamaron a una ambulancia para que sea trasladado. Alcanzó a ingresar a la institución médica pero, minutos más tardes, se lo declaró muerto.

Posteriormente, la fiscal a cargo catalogó al caso como un homicidio y arrestó al asesino, quien, según la investigación, procedió violentamente porque no le agradaba la música que estaba escuchando el difunto.