MARTIN MELLINO

La trilogía dorada de la escena punk está compuesta por The Sex Pistols, The Clash y Buzzcocks. La leyenda cuenta que Pete Shelley, junto a su amigo Howard DeVoto, luego de ver a los Pistols en un pub en las afueras de Londres, decidieron formar The Buzzcocks.

El éxito les llegó de inmediato y se convirtieron en los primeros punkies de Manchester, su ciudad natal. A los meses de haberse formado, ellos fueron quienes contrataron a la banda de Johnny Rotten para poder actuar como teloneros en una minúscula sala. El show no pudo llevarse a cabo porque The Buzzcocks todavía no estaba cien por ciento consolidado. Y porque además fue un fiasco en materia de ventas: sólo asistieron cuarenta y dos fanáticos. Pero aquel malogrado concierto alcanzó dimensiones míticas, ya que recreado en el film de Michael Winterbottom, ’24 Hours Party People’, y es considerado el puntapié inicial del sonido “Madchester”.

Shelley, considerado el “máximo punk romántico”, fue el compositor de grandes clásicos, como ‘Ever Fallen In Love’, ‘What Do I Get?’ y ‘Get On Our Own’. Con su banda lanzó, entre 1977 y 1979, tres discos fundamentales: ‘Another Music In Another Kitchen’, ‘Love Bites’ y ‘A Different Kind Of Tension’ y el que quizás sea el “greatest hits” más perfecto de la historia del rock: ‘Singles Going Steady’.

En  1981, cuando  los Buzzcocks empezaron  a flaquear, Shelley  lanzó  un  disco  solista completamente distinto al punk romántico al que nos tenía acostumbrados. ‘Homosapien’ era el reflejo bizarro de un David Bowie homeless en una pista de baile synth-pop. El video fue un éxito total en pleno auge MTV.

Sin dudas se ha ido uno de los pesos pesados de la historia del rock. Sin Buzzcocks quizás jamás hubiesen existido los Nirvana, los Green Day, los Blink  182, los White Stripes y podemos seguir nombrando muchísimas más bandas. Sin dudas se lo va a extrañar.