Luchar y plantar bandera me parece bueno, saludable y admirable. Y si bien la valentía no es patrimonio de un género, creo que las personas más atacadas socialmente, siempre tienen mayor mérito cuando se plantan, cuando se paran, cuando se atreven, cuando desafían y cuando dicen ¡BASTA!

Por eso admiro y festejo a las mujeres, que a paso grande o chiquito, buscan salir adelante y desafiar costumbres y creencias de sociedades que no entienden de igualdad, de justicia, de convivencia y respeto.

Las mujeres no salimos a pisar a otro cuando buscamos realizarnos en algo. Las mujeres vamos en busca de nuestras conquistas, personales, amorosas, laborales, sexuales, intelectuales, buscamos nuestra satisfacción y espacio, no para sacar a otro del suyo, simplemente buscamos el nuestro.

Por eso, en el Día Internacional de la Mujer, como mujer, reflexiono no sólo sobre las mujeres, sino sobre toda persona que de alguna manera haya experimentado la opresión, el maltrato, la injusticia, el desaire, el acoso, y sobre todo el que alguna vez haya sido discriminad@.

En nuestro género entramos tod@s, l@s desprotegid@s, l@s desposeíd@s, hacemos un lugarcito para alimentarnos entre tod@s y juntar la suficiente fuerza para seguir siempre adelante y luchar ante cualquier persona que nos quiera poner un pie en la cabeza y en nuestras certezas.