Aunque pudiera no parecerlo, la música y el deporte se encuentran íntimamente ligados desde siempre. Desde la entonación de los himnos nacionales durante un partido internacional, pasando por los cánticos que emanan desde la tribuna (ya sea a favor o en contra de un jugador, equipo o árbitro) y hasta llegar a temas musicales que prácticamente ya no pueden ser comprendidos fuera del entorno deportivo.

De este modo, tenemos que ninguna coronación deportiva se encuentra completa hasta que de los altavoces del complejo deportivo (estadio, arena, coliseo, etc.) no salga la voz de Freddie Mercury, líder y vocalista de Queen, entonando las inconfundibles estrofas que componen ‘We Are the Champions’, probablemente la canción más sonada en cualquier inmueble deportivo sobre el planeta (con excepción del Estadio Azul, sede de Cruz Azul de México).

De hecho, quién de nosotros no se ha preguntado: ¿Qué diablos sucedía en los estadios y arenas alrededor del planeta antes de 1977, año en que Queen diera a conocer la citada melodía dentro de su disco ‘News Of The World’?

Pero la relación entre el mundo de la música y el deporte no se limita a una canción creada para hacer alarde del triunfo conseguido, sino que aparece en prácticamente todos los momentos de la práctica deportiva.

¿O qué me dicen del Super Bowl, cuyo espectáculo musical de medio tiempo es casi tan esperado como el juego mismo? E incluso la final de la UEFA Champions League ya contará con un espectáculo musical antes de su disputa el próximo sábado 28 de mayo cuando se enfrenten el Real Madrid y el Atlético de Madrid.

Negar la relación entre la música y el deporte sería tan absurdo como negar que existen acordes perfectamente ejecutados en la forma de jugar de ciertas figuras del deporte, hecho que intentaré demostrar en mis próximas colaboración con QUARTER ROCK PRESS.