La música popular mexicana tiene una larga trayectoria de contar las historias de personajes infames, antihéroes, rebeldes de la ley y la justica, algunos buenos, algunos puramente malos.

El corrido mexicano, que se extiende desde tiempos de la Revolución, se convirtió en un género tan arraigado a la cultura popular que hemos crecido a glorificar a estos personajes oscuros de nuestra sociedad. Y ahora con la noticia que está en boca de todos del segundo escape del 'Chapo' Guzmán, se viene una oleada de narco corridos, narco hip hop y narco cultura en general, a ponerse de moda. La razón es muy sencilla, es un gran negocio.

Habiendo nacido en Ciudad Juárez, Chihuahua, no soy ningún extraño a la enorme cantidad de narco corridos que han sonado a través de los años. No voy a negar que he sido fan de grupos norteños como lo son Los Tigres Del Norte. No negaré que he bailado su 'Jefe De Jefes' en fiestas de quince años, en bodas y todo tipo de fiesta que toca estas canciones. La verdad es que lo hago con gusto.

El narco corrido se ha vuelto algo tan intrínseco en el mexicano, particularmente en nosotros los norteños, que aprendemos a mirar el narco, la violencia que genera, el trabajo también, y todo lo que lo rodea como algo más de nuestra cultura. ¿Y por qué no? Cuando algunos nos preguntaban si conocíamos algún narco en la colonia, en el salón de clases, en el trabajo, sabíamos de alguien. Quizá el amigo de un amigo, el vecino, quizá hasta un familiar. Es muy común. De modo que escuchar canciones que relatan la historia de estas personas era una consecuencia natural.

Y así crecimos muchos, y así están creciendo muchas nuevas generaciones. Y vemos cómo el género del narco corrido, o el contar historias de narcotraficantes se va extendiendo más y más a otros géneros populares, como el hip hop. Que de la misma forma, rara vez los acusa de seres inhumanos o canceres de la sociedad; más bien los glorifica y los convierte en leyendas modernas.

Al grado de pensar de un personaje como el 'Chapo', en algo como un Robin Hood moderno. Una irreverencia que vista de un punto exterior sería absurdo siquiera pensarlo o sugerirlo. Pero es comprensible porque esta música tiene el grado de éxito que maneja. Porque tanta gente se siente atraída por el género. Lo explican bien Los Tigres Del Norte diciendo que “les gustan los corridos porque en ellos se dice la verdad”.

No es que nadie les crea las exageraciones en las hazañas de narcos que se alzan por encima de sus oponentes, pero resulta más creíble que las versiones de los noticieros. Creando entre todos los actores, narcos, medios, gobierno, y artistas, el entretenimiento perfecto para vender y consumir. De aquí que la música que prácticamente alaba el narcotráfico, sea un negociazo para quienes la producen. Quizá no como el narcotráfico mismo, pero en el ámbito musical, un negociazo indiscutible.

El narco corrido y la música popular que relata las historias de estos personajes infames no se irá a ningún lado; eso está claro. Más y más se ven artistas dispuestos a abiertamente aceptar dinero de narcotraficantes a cambio de canciones que los glorifiquen. Primero por necesidad y luego por avaricia quizá. Finalmente la música es un negocio igual que cualquier otro. Sin embargo, siempre me resulta interesante el tratar de salirme de esta burbuja de información en que vivimos que es México, y encontrarme con las cosas tan absurdas que llegamos a enaltecer.