El músico solo contó con una canción de su autoría en el álbum emblemático, la cual fue influenciada por un ritmo muy particular
AGUSTINA SUÁREZ
(Twitter: @agusttinasuarez)
En agosto de 1966, en Estados Unidos, The Beatles se presentaron por última vez en vivo. La mala calidad de los recitales, la poca energía de todos los integrantes y los dichos de John Lennon sobre que eran más grandes que Jesús fueron algunas de las causas por las cuales no volvieron a subirse a un escenario.
En septiembre, George Harrison decidió alejarse de esta situación traumática y, junto a su esposa Pattie Boyd, volaron a Bombay, en India. Su objetivo principal era encontrarse con Ravi Shankar, máximo referente del sitar, para que pudiera enseñarle como utilizar este instrumento. Se dedicó a aprender por seis semanas, mientras que también tomaba clases de yoga.
El viaje siguió por varias ciudades del país asiático y le sirvió al guitarrista para realizar un cambio profundo en su vida. Años después, declararía que el sitar fue una excusa y que lo que realmente quiso buscar fue una conexión espiritual, que se vería reflejada en sus composiciones.
En febrero de 1967, el cuarteto comenzó a grabar ‘Sgt. Pepper’s Lonely Heart Club Band’. Un mes después, Harrison cenó con Klaus Voormann, músico alemán y amigo de la banda, y Tony King, otro compañero. Más tarde, el beatle comenzó a tocar la armónica de Voormann, creó una melodía y la letra la armó en base a una conversación que habían tenido antes esa noche. Luego, en su casa, agregó más palabras y surgió la canción ‘Within You Without You”.
La composición, que se relacionó con la música india y la influencia de Shankar, fue presentada a George Martin, el productor de la banda, a quien le pareció fascinante. Contrataron al grupo de Música Asiática de Londres pero Harrison fue muy exigente y corregía a cada músico según lo que él había experimentado en Bombay. Como fue el único integrante en dirigir, presenciar y tocar esta grabación, el resto no presentó ninguna queja y aprobó la inclusión del single. Luego de 50 años, la única canción hecha enteramente por George para este álbum es considerada como una de las mejores de toda su carrera.