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Clase '94: Generación Rock and Roll FOTOS: TOMADAS DE INTERNET

Clase '94: Generación Rock and Roll

MARTIN MELLINO

Cuando comenzó 1994, yo tenía apenas quince años. Quince dulces primaveras. Era un verdadero alfeñique, pero con algo que siempre valoré: un exquisito gusto musical. Era flaco, con rastas/rapado/pelo largo (lucí los tres looks a lo largo del año). Siempre andaba calzando Vans, chupines y alguna remera rockera (la negra con el logo de Public Enemy era mi favorita. Con ella me sentía un John Connor del tercer mundo). Y no podían faltarme ni el skate y ni el walkman (si no sabes lo que es esto querido millennial, googléalo). Incluso en ocasiones, anduve algo alejado de la ducha diaria. Cuando pasaba por al lado de alguien, solía escuchar un “huele a espíritu adolescente”. No era mi espíritu, era mi sudor…

En aquel año, el mundo vivió situaciones únicas e inolvidables. Nelson Mandela fue elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica. Murió Jackie Onassis, una de las damas más emblemáticas de la sociedad norteamericana. Se lanzó al mercado la Play Station I. Se estrenaron en cine Forrest Gump, el Rey León y Pulp Fiction. Se emitió por primera vez en la televisión estadounidense la serie Friends. En el gran premio de San Marino perdió la vida Ayrton Senna. Y el Diego (Maradona, aunque creo que no hay que aclararlo) jugó su último partido en un mundial, ante Nigeria, durante la copa del mundo de Estados Unidos.

La música no fue menos y también tuvo su revolución en aquel entonces. El ‘94 fue el año de consolidación del grunge. Nirvana desenchufó sus nervios sonoros y presentó su inolvidable Unplugged. Pearl Jam buscaba la corona del género con Vitalogy. Soundgarden escaló con Superunknown, gracias a ‘Black Hole Sun’. Y hablando de Hole, la banda de Courtney Love nos enamoraba con Live Through This. El rock alternativo también estaba de moda. Stephen Malkmus era el gurú espiritual que dirigía a sus súbditos desde Pavement, que lanzó su obra cumbre, Crooked Rain, Crooked Rain. Beck se convertía en el mesías gracias a Mellow Gold y Weezer editaba su celestial disco homónimo, el de tapa azul. El punk rock también estaba de parabienes con Smash, de The Offspring, pero sobre todo con Dookie, la fucking maravilla sonora de Green Day (¿quién de los presentes no soñó al menos una vez con ser Billie Joe Armstrong?). En aquella época donde internet, el mp3 y las plataformas de streaming no existían, tenías que ser millonario para poder tener todos esos discos. Y poder comer, pagar las fotocopias del colegio y salir el sábado a la noche. Qué mundo jodidamente injusto.

Del otro lado del océano, 1994 fue el año del estallido brit-pop y de la escena electrónica británica (no habrá ninguna igual, no habrá ninguna). Inglaterra vivió el ascenso de una camada única de rockstars: los Gallagher’s Bros al mando de Oasis parieron Definitely Maybe. Damon Albarn por aquel entonces solo tenía a Blur y piloteaba ese bólido bastante bien. Editaron Parklife, discazo celebrado por chicas y chicos. Jarvis Cocker se calzó el traje de dandy y Pulp lanzó His ‘n’ Hers. Y los Suede de Brett Anderson salieron a la cancha con Dog Man Star. Un dream team de bandas, rockstars y discos, infaltables en toda buena discoteca que se aprecie de tal. Pero si hablamos de dream team del brit-pop, también tenemos un equipo de los sueños en la electrónica british: Portishead (Dummy), Massive Attack (Protection), Underworld (Dubnobasswithmyheadman), The Prodigy (Music for the Jilted Generation) y Aphex Twin (Selected Ambient Works Vol. II) sonaron en todas las radios del Reino Unido y el mundo. Se vivió una verdadera época dorada en las islas…

Pero hubo aún más. Artistas de puta madre presentaron trabajos sumamente influyentes, como Ill Communication, de los Beastie Boys. O The Downward Spiral de Nine Inch Nails. Y también Let Love In, de Nick Cave y sus semillas malas, cómo no. Pero Latinoamérica no se quedó atrás. Mano Negra y Café Tacvba tomaron la posta dejada por Soda Stereo, Los Fabulosos Cadillacs y Aterciopelados (durante 1994 grabando Sueño Stereo, Rey Azúcar y El Dorado, respectivamente. ¡Vaya discos!). La banda de Manu Chao rotó a toda hora en radios y MTV gracias al éxito de ‘Señor Matanza’, de Casa Babylon y la de Rubén Albarrán, por entonces en la piel de “Cosme”, lanzó su brillante segundo disco, Re.

Y Argentina, para no ser menos, disfrutaba del Nuevo Rock Argentino, su último gran movimiento rockero. La invasión ’94 tuvo discos de Babasónicos (Trance Zomba), Massacre (Galería Desesperanza), El Otro Yo (Traka Traka), Estupendo (Bistró Málaga), Daniel Melero (Travesti), Todos Tus Muertos (Dale Aborigen), 2 Minutos (Valentín Alsina), Avant Press (Amor Entre Rosas), Los Visitantes (Espiritango), Pez (Cabeza) y Suárez (Hora De No Ver). Y ese año, tres de las bandas más importantes del movimiento estaban grabando nuevo material, que iban a presentar en el ‘95: Los Brujos, Guerra de Nervios; Juana La Loca, Revolución y Peligrosos Gorriones, Fuga. Y Fun People ya demostraba en vivo lo que iba a ser Anesthesia, su disco debut.

Siempre guardo en un rincón importante de mi corazón el fabuloso e inigualable 1994. Un año dorado para todos los que crecimos en aquella época, nuestra más tierna infancia.

 

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