No circula tu auto un día, pero circula tu cabeza, tus piernas, tu corazón, tus otras ruedas que también hacen girar la cosa. Sí, es un bajón que te digan que un día no puedes hacer algo que acostumbras hacer o que crees que es una necesidad básica para tu vida, pero en este caso, por ahí te viene bien aprovechar el envión para cambiar algo en tu rutina.

Súbete un día al Metro o al MetroBús, camina, anda en pesero, fíjate lo que vive el 70 por ciento de las personas que habitan tu ciudad y van a trabajar o a estudiar o a donde sea sin un auto, experimenta un rato los olores, sabores y contactos que se viven en el transporte público, así, quizás, en vez de quejarte porque tu auto no circula un día, entiendas un poco la realidad cotidiana del otro y alguna vez te solidarices y te quejes también por la problemática de un semejante que vive la incomodidad a diario porque no tiene otra opción.

Pero sí, claro que no está bueno que un gobierno que no te gusta ni hace cosas en buen plan para su pueblo, te venga a decir cómo hacerle, pues entonces también hay que hacer algo para que tu gobierno te represente y cumpla. Métete más, no te dejes, participa, quéjate, acciona, aprovecha para despertarte y no para apendejarte, aprovecha para ver al otro y no enroscarte solo en lo injusto de que tu auto no circule, hay más realidades que autos en esta ciudad. Si no circula tu auto, aprovecha para salir un día a la calle y ver cómo circulan las realidades de los más de 20 millones de habitantes que te rodean en la Ciudad de México.

#QueCirculeLaSangrePorTusVenasPaQueVeasLoQueVivenLosDemás