2007. Octubre. Viernes 19. 1:50 PM. Faltaban diez minutos para escapar de mi trabajo y viajar rumbo a Buenos Aires a vivir la ceremonia que la tradición oral familiar había bocetado en mi cabeza no menos de una docena de veces. 

Esa noche en el Estadio de River Plate volvía Soda Stereo. Después de tantos años del último concierto, aquel del "Gracias Totales”, Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti volvían a destapar a la gran banda de Rock. 

“Voy a ser tu mayordomo…”, dijo Cerati, pero todos sabíamos que el 'Juego De Seducción' había comenzado desde que anunciaron el Regreso. 

Y otra vez diez minutos. Dos horas y pico de show que resultaron diez minutos de éxtasis y otra vez a volver… a casa. 

Hoy sin Gustavo el recuerdo se engrandece, se agiganta, se magnifica. Como en el viaje de vuelta a mi Mar del Plata natal, el loop de las imágenes vividas se repite como un sinfín psicodélico. Porque en mi ciudad fue donde Soda hizo el segundo show de su historia y su poderío artístico comenzó a circunnavegar los países de habla hispana.

Volviendo a casa, toda la noche vivida, toda la música disfrutada me lleva al extremo como el juego de seducción.

Hoy, orgullosamente soy una de las tantas que los querían ver volver, y pude hacerlo, tal vez, para relatarlo en estas escasas líneas que reflejan la grandeza de una banda que nació en Argentina, pero que permanece agazapada en los corazones de millones de fanáticos alrededor del mundo. 

Finalmente, los vi volver...